Casado Santapau Gallery is pleased to inaugurate the third solo exhibition of the artist Waldo Balart (Cuba 1931), an iconic figure of Latin American geometric and concrete art.

“I consider my plastic work as an aesthetic message. I call my paintings “Propositions” because through them I propose a sensitive, original and unique spatial solution, in which form and meaning are fused in the image without any allusion or reference to any situation or object outside that reality in itself”.

His interest in art awakened in the 1950s while he was studying economics at the University of Havana. His vocation, however, did not become clear until the 60s, when, once settled in New York, he frequented the art scene and studied at the MoMA School of Art with Sol Lewitt and Robert Motherwell. He entered the most modern art scene of the city, sharing a great friendship with Andy Warhol and his circle, producing several of his films. His art, however, far from following the paths of Pop Art so in vogue at the time and in his friendships, is directed towards the constructive concrete, aesthetics that has presided over his career until today. His fascination for geometric abstraction developed when he took classes with Josef Albers at Princeton University, where he had his first approach to Bauhaus aesthetics. However, his study of the works of Kazimir Malevich and Piet Mondrian marked his link with the current of geometric abstraction, which understood pure forms as a way to access the spiritual and transcendent. Balart After a long period in New York, he decided to move to Europe in the eighties, where he remains to this day.

Waldo Balart’s aesthetic proposal is inscribed in the tendencies of “Concrete Art”, in which the elements of visual expression are assumed from formal asceticism -flat colors and orthogonal layouts, for example- to propitiate their autonomous plastic valuation. Balart’s work is distinguished by its exquisite formal synthesis, in which essential geometric forms such as squares and rectangles are combined in compositions of an almost mathematical harmony.

In this retrospective exhibition, Waldo Balart’s work radiates an austere and minimalist beauty, in which each element is carefully calculated and arranged with millimetric precision. Each work is an exercise in formal purification, where each form, color and line fulfills a precise function within the whole. This search for geometric purity has earned him international recognition as one of the great masters of abstract art in Latin America.

For Balart, the importance of art lies in the risk of life brought to the canvas with all its nuances and possible multiple variants. His influence has transcended generations, inspiring new creators who continue to explore the infinite possibilities of geometric abstraction; in short, Waldo Balart is an artist whose work goes beyond the boundaries of the canvas to become a visual manifesto of rigor, balance and essential beauty.

Balart’s work has been belatedly recognized, partly because he suffered the silence imposed for many years on artists who did not live in Cuba, and because of the lack of interest in abstraction in 20th century Cuban art. Nevertheless, at present his work and his plastic investigations are being understood and significantly valued within the multiplicity of proposals of geometric abstract art in Latin America.

Waldo Balart lives and works in Madrid, Spain, and his works are part of important public and private collections such as the MoMA, the Metropolitan Museum of New York, the Reina Sofia Museum and, more recently, the PAMM Pérez Art Museum Miami, the Helga de Alvear Foundation, among many others.

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Galería Casado Santapau se complace en inaugurar la tercera exposición individual del artista Waldo Balart (Cuba 1931) figura icónica del arte geométrico y concreto latinoamericano.

“Considero mi obra plástica como mensaje estético. Denomino a mis cuadros “Proposiciones” porque a través de ellos propongo una solución espacial sensible, original y única, en la cual forma y significado están fundidos en la imagen sin ninguna alusión ni referencia a situación ni objeto ajeno a esa realidad en sí misma.”

Su interés por el arte se despierta en la década de los 50 mientras realiza sus estudios sobre Economía en la Universidad de la Habana. Su vocación, no obstante, no se decanta hasta la década de los 60, cuando, una vez instalado en Nueva York, frecuenta el ambiente artístico y se forma en la Escuela de Arte del MoMA con Sol Lewitt y Robert Motherwell. Se introduce de lleno en el panorama artístico más moderno de la ciudad, compartiendo una gran amistad con Andy Warhol y su círculo, produciendo varias de sus películas . Su arte, sin embargo, lejos de encaminarse por las sendas del Pop Art tan en boga en ese momento y en sus amistades, se dirige hacia el constructivo concreto, estética que ha presidido su trayectoria hasta hoy en día. Su fascinación por la abstracción geométrica se desarrolló cuando recibió clases con Josef Albers en la Universidad de Princeton, en donde tuvo su primer acercamiento a la estética de la Bauhaus. Sin embargo, su estudio de las obras de Kazimir Malevich y Piet Mondrian marcó su vinculación con la corriente de la abstracción geométrica, que entendía las formas puras como un modo de acceder a lo espiritual y trascendente. Balart Tras una larga temporada en Nueva York, decide trasladarse a Europa en los años ochenta, donde permanece hasta hoy día.

La propuesta estética de Waldo Balart se inscribe en las tendencias del «Arte Concreto», en el que los elementos de expresión visual son asumidos desde el ascetismo formal -colores planos y trazados ortogonales, por ejemplo- para propiciar su valoración plástica autónoma. La obra de Balart se distingue por su exquisita síntesis formal, en la que formas geométricas esenciales como cuadrados y rectángulos se combinan en composiciones de una armonía casi matemática.

En esta exposición retrospectiva, la obra de Waldo Balart irradia una belleza austera y minimalista, en la que cada elemento está cuidadosamente calculado y dispuesto con precisión milimétrica. Cada obra es un ejercicio de depuración formal, donde cada forma, color y línea cumple una función precisa dentro del conjunto. Esta búsqueda de la pureza geométrica le ha valido el reconocimiento internacional como uno de los grandes maestros del arte abstracto en América Latina.

Para Balart, la importancia del arte radica en el riesgo de la vida llevada al lienzo con todos sus matices y posibles múltiples variantes. Su influencia ha trascendido generaciones, inspirando a nuevos creadores que siguen explorando las infinitas posibilidades de la abstracción geométrica; en definitiva, Waldo Balart es un artista cuya obra rebasa las fronteras del lienzo para convertirse en un manifiesto visual de rigor, equilibrio y belleza esencial.

La obra de Balart ha sido tardíamente reconocida, en parte porque sufrió el silencio que se impuso durante muchos años a los artistas que no vivían en Cuba, y por la falta de interés que hubo por la abstracción en el arte cubano del siglo XX. No obstante, en la actualidad su trabajo y sus investigaciones plásticas están siendo comprendidos y significativamente valorados dentro de la multiplicidad de propuestas del arte abstracto geométrico en América Latina.

Waldo Balart vive y trabaja en Madrid, España, y sus obras forman parte de importantes colecciones públicas y privadas como el MoMA, el Metropolitan Museum de Nueva York, el Museo Reina Sofía y, más recientemente, el PAMM Pérez Art Museum Miami, la Fundación Helga de Alvear, entre muchas otras.